Pues sin duda, el contar con un equipo con experiencia que le va a aportar agilidad y apoyo tanto en la implantación inicial de su negocio, como a lo largo del ejercicio de la actividad profesional. Pero puedo enumerarle muchas más ventajas:
En primer lugar, cabe señalar que la franquicia es la reproducción de un modelo que ya ha experimentado la reacción del público y ha tenido éxito, lo que indica que la idea es buena. Aunque su aplicación en distintos lugares no tiene porque ser la misma, la situación de partida es positiva.
Dentro del riesgo que supone crear una empresa, que siempre lo hay, optar por un modelo ya consolidado minimiza el impacto de entrada en el mercado y, por tanto, minimiza dicho riesgo.
Otro punto interesante a tener en cuenta, es que, una de las acciones más difíciles al crear una empresa es crear una imagen de marca y reconocimiento. Estos valores ya vienen dados en una franquicia.
Los empresarios integrados en una franquicia entran a formar parte de una red comercial de delegaciones en distintos lugares que aportará más fortaleza y capacidad de influencia.
Por último, y para no extenderme demasiado, el elegir esta opción permitirá al individuo que decide gestionar su propio negocio, beneficiarse de la simbiosis de grupo, ofertar una gama de servicio mayor a sus clientes que la que podría aportar en solitario y todo ello redundará finalmente en la obtención de mayores beneficios que un camino en solitario, mucho más duro y costoso.